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miércoles, 29 de febrero de 2012

Doce

Cuerpo tendido a mi vera:
carbón largo tiempo apagado;
tizón vestido de rescoldo:
Yo, acosado por el frío de invierno:
así tiritaban bajo el viento de tu adiós
las astromelias del camino,
la flor del Amancay,
mi tímido suspiro de ángel casto no bastó!.
Regresaste, con la espuma de la marea de los años
amenazando calma
y, ángel desterrado del paraíso
acogí tu promesa de infierno.
El silbo trémulo del deseo
me conmina al desapego;
mis alas trémulas, de ángel vencido
se crispan en el intento de acogerte:
desde el pasado vuelve mi suspiro y te arrulla
y, ángel sin desvelo, permanezco quieto y en silencio...
Lejano escucho tu jadeo,
lejano, desde otro lecho:
golpeando el tímpano del recuerdo.

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