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viernes, 2 de marzo de 2012

Trece

1.
En la mañana, mientras el sol se empecina en cargarsela al medio día
mi ego eructa los desechos de la noche
y Yo busco febril los aromas rosa que me sostengan hasta el atardecer
para arrebujarme nuevamente entre violetas.
Al amanecer algunas veces sorprendo a mi ángel deambulando
entre las imágenes inocentes de mi juventud
y sorprendido intenta  proyectarme futuro con su sonrrisa triste.

2.
En la tarde, através de vapores etílicos, mi ángel me ve borroso,
desdibujado en la contienda del “no he sido”
y piadoso extiende sus brazos anhelando cerrar mis heridas
con la esencia del universo:
mi paso zigzageante no acerca su abrazo.

3.
Mi ángel, aturdido por el fragor de mi batalla inútil,
deja escapar su lágrima de luz que ilumina la puerta hacia la noche
y me entrego, nuevamente, a la oscuridad anhelando la leche de la luna
para amamantar mis sueños;
afuera, algunas veces, mi ángel suspira: luna llena!.

4.
Al amanecer:  un viento de rocio intenta nuevos perfumes,
mi esperanza, cojeante, ve atrás los jardines ajados por mi febrilidad,
mi ángel sonrrie la tristeza del desencanto.

5.
En la mañana, mientras el sol se enpecina en cargarsela al mediodía,
sorprendo a mi ángel extraviado en las promesas de mi juventud
con sus brazos extendidos ofreciendome su regazo…
Un  alentador aroma de lirios unje mi espíritu fatigado
y me incita al fragor de la batalla.

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